Una nueva aventura: One Herald Guild
Por Howard Cohen — Reportero del Miami Herald desde el 1991
Todos tenemos una historia diferente sobre cómo comenzamos nuestro trayecto en el Miami Herald.
La mía comienza con el miedo de levantarme a ir al baño mi primer día.
Verán, lo que pasa es que me habían recién contratado en el departamento de Features sociales el 3 de junio del 1991, bajo la dirección de Jane Woolridge, quien en ese momento era una columnista social, quien contrató a este periodista de 27 años, entusiasmado e inmaduro, luego de una corta entrevista.
Estaba tan decidido de que tenía que dejar una buena impresión y terminar cada asignación en un sistema de computadoras llamado Coyote que ignoré el dolor en mi vejiga que se pudo haber aliviado con un viaje corto al baño, bajando la cadena por la tubería del quinto piso del 1 Herald Plaza.
Mi tarea: Compilar el calendario social, asignar fotógrafos, entrevistar los presidentes de las galas y escribir notas cortas sobre eventos de recaudación de fondos.
¡Mi nombre saldría en el periódico! ¡En el Miami Herald!
El mismo periódico que una vez me plasmó en una foto a color a los 6 años, en la clase de primer grado de la Sra. Gold en la escuela elemental Leroy D. Fienberg en Miami Beach. Margaria Fichtner, antes de que fuera una paginadora de la sección de libros, escribió una historia con la foto sobre el estilo de enseñanza de lectura, revolucionario para su momento, en abril del 1970.
Margaria y yo nos convertimos en colegas 21 años más tarde en el departamento de Features. No creo que ella estaba tan emocionada como yo de conocer la cara detrás de ese nombre en el periódico tantos años antes.
De ese exitoso comienzo comencé a escalar dentro del departamento, adquiriendo más tareas como crítico de música popular, bajo nuestro crítico principal de música popular Leonard Pitts Jr. Años más tarde, me pidió que fuera uno de los caballeros en su vigésimo-quinto aniversario de su boda en Maryland. Pero antes, tendría que hacer mi primera entrevista profesional: Lars Ulrich, el baterista de Metallica. ¿Le haría las preguntas correctas? ¿Sonaría como un idiota?
Parece que pasé la prueba de Metallica — y de Pitts.
Pronto comenzaría a cubrir conciertos más importante para el Herald -- como el concierto de año nuevo de Guns n’ Roses’ Use Your Illusion en el 1991 en el Estadio Joe Robbie. Utilicé la palabra “gigante” en esa crítica, una elección de palabra que mi buen amigo y colega de Features Rene Rodriguez nunca me dejó olvidar. ¿Ya dije que no tenía mucha experiencia? ¿Y que estaba bajo la influencia de Stan Lee de los cómics Marvel?
Mientras aumentaron mis responsabilidades, hice más y más entrevistas y críticas, escribí el primer gran perfil de la escena musical que comenzó a florecer en Seattle en 1992 para el Herald. Ese fue mi nirvana. Literalmente.
En el 1994, me dieron 15 minutos en el teléfono con una de mis ídolos musicales, Stevie Nicks, y terminamos hablando 90. ¿Pudo haber creído el Howard Cohen de 14 años que iba a alcanzar entrevistas así años más tarde? ¿Como el artículo principal de la sección de artes, en el periódico más importante de la Florida?
Poco después, comencé a cubrir salud y bienestar, mientras continuaba haciendo mi trabajo de música popular y convirtiéndome en uno de los críticos de teatro de apoyo junto a la crítica de teatro jubilada Christine Dolen. Pude decirle “Hello, Dolly!” a quien creó la frase, Carol Channing, y contarle a los lectores del Herald sobre su gira de regreso. Pude escribir líneas sobre “All in the Family” y “Maude” con el gigante de la televisión Norman Lear para la Feria de Libros de Miami también.
Mis reportajes sobre salud y bienestar me llevaron a la creación de la columna “Sweat Equity” para repasar clases de gimnasio en todo el sur de la Florida. En el 2004, documenté mi propio trayecto para regresar al cuerpo de nadador en primera persona, a través de una serie semanal de salud, para la que el Herald me juntó con el entrenador de Beyonce y un nutricionista de la Universidad de Miami.
Nunca olvidaré una carta de una lectora. Tenía diabetes. Dijo que nunca se había ejercitado. Ni que se alimentaba bien. Su doctor ya no sabía qué más hacer. Me dijo que mi columna la inspiró a crear cambios en su vida. Me llenó de tanta alegría contar su historia en una columna de Sweat Equity en la que los dos caminamos agarrados de brazos en el programa de caminantes de Dadeland Mall.
Entonces llegó la recesión del 2008. Los despidos. Reasignaciones. Lágrimas. Miedos. La cobertura de salud y música popular desaparecieron. Se tendrían que hacer algunos ajustes.
La editora de Features Joan Chrissos me dijo, “sígueme a Neighbors.” Joan se ha convertido en más que una editora y una colega. Es familia. La seguí. Un tanto aprensivo.
Para ese momento yo había escrito sobre algunas de las celebridades más grandes del mundo -- desde Jane Fonda hasta Taylor Swift, quien tenía 18 años en ese momento. Yo era el columnista de American Idol. Idol Watch era un blog popular nuestro. Yo tenía mi propia marca. Como cantó una vez Jim Croce, “Tengo un nombre.” ¿Qué pensarían los lectores?
Comencé a cubrir reuniones del gobierno de la ciudad. Palmetto Bay. Cutler Bay. Pinecrest. Coral Gables. Sunny Isles Beach. Creé nuevas fuentes. Aún seguía escribiendo perfiles de música popular y críticas. Incluso traje de vuelta a Sweat Equity. Pude acomodarlo todo.
Apareció una nueva oportunidad. Ellie Brecher, una vieja colega de mis días en Features, era nuestra escritora de obituarios. Los obituarios, como Neighbors, era usualmente un campo de entrenamiento para los nuevos reporteros. Pero Ellie había convertido los obituarios en un arte.
En diciembre de 2013, me promovieron fuera del equipo de Neighbors para tomar esa cobertura importante, una posición que documenta a la comunidad y crea “amigos” de por vida para el Miami Herald.
Creé conexiones y encontré los seis grados de separación que nos une a todos los que llevamos aquí mucho tiempo — en mi caso, más de 52 años como un tipo de Miami-Dade.
La ex-editora Alex Villoch me decía frecuentemente que recibía llamadas de lectores quienes le decían, “casi vale la pena morir con tal de que Howard Cohen escriba mi obituario.”
Como resultado, yo iba a servicios funerarios para personas que sólo había conocido escribiendo un obituario de algún familiar. Nunca olvidaré la gracia y la amabilidad de una madre que perdió su hija de 26 años por un ataque diabético mientras vivía fuera del país en 2017. Qué honor conocerla en persona y compartir el servicio de su hija en su hogar de Grove. Sí, las 52,000 vistas de página en ese obituario en particular estuvieron bien desde un sentido de negocios. Pero las memorias mutuas que creamos ese día: no tienen precio.
Claro, además de esos cambios, la música popular y yo quedamos sinónimos. Y completé un deseo de vida: tuve mi primera entrevista completa con Barbra Streisand para el Miami Herald en el 2016 como un avance para su primer concierto en Miami desde hace 53 años. De nuestra conversación de 15 minutos salieron tres historias de portada para tres secciones: la sección de artes, la crítica de conciertos y una sección especial de salud con un enfoque en la salud cardiaca de mujeres, una pasión y misión de ella a través de su fundación.
Luego llegaron más cambios en la compañía en septiembre de 2017. Los obituarios desaparecieron. La cobertura de artes también. Las vistas de páginas se convirtieron en mi nueva obsesión. La aplicación de Pars.ly de repente comenzó a competir con Facebook y iTunes por la batería de mi teléfono.
Bienvenidos a noticias de última hora. Vistas de página. Más vistas de páginas. Más de 12 millones en mi primer año en una meta de 7-millones para la compañía. Adiós a Barbra, adiós Taylor, adiós a todos los obituarios diarios de las personas más interesantes del sur de la Florida. Adiós también a las historias sobre el avance más reciente en la tecnología para tratar las condiciones del corazón que ocurren en nuestro propio patio. Ahora tenemos hombre de Florida y los caimanes.
Mi primera posición de turno. 9 horas al día de martes a sábado. Un ajuste.
Y ahora una nueva aventura: One Herald Guild. Un espacio en la mesa donde se toman las decisiones con mi familia del Herald. Nuevos reporteros talentosos como Nick Nehamas, Joey Flechas, Monique Madan y Samantha Gross que ni siquiera habían nacido en el día que yo tenía mucho miedo para salir de mi escritorio para ir al baño hace décadas.
Y un espacio en la mesa junto a veteranos como mis amigos más cercanos Leonard Pitts Jr., Rene Rodriguez y Connie Ogle, quienes nadaron en las mismas aguas del Herald antes de que yo me zambullera de cabeza y de quienes aprendí, me reí y con quienes debatí a través de los años. Ellos y yo somos parte de esta nueva era del Miami Herald. Una que fortalecerá el periodismo local. Una que le demostrará a la comunidad que estamos en esto juntos. Que somos uno. Y estoy emocionado nuevamente.
Y ya no tengo miedo de levantarme de mi escritorio.